La película “Volver al futuro”,
película de culto donde las haya, no necesita mayor presentación y su argumento
es conocido por todos: Marty Mc Fly, un joven adolescente de 17 años vive en el
pueblito americano de Hill Valley, junto a su familia, encabezada por su padre
George, un fracasado y tímido hombre de poco carácter con un empleo mal pagado
que debe soportar los constantes abuso de su jefe Biff Tannen, quien desde la
secundaria le ha hecho la vida imposible. En sus ratos libres Marty ayuda en
sus experimentos al estrafalario profesor Emmet L. Brown, quien ha creado una
máquina del tiempo en un auto deportivo DeLorean. Durante un experimento con el
auto y en medio de un incidente con unos terroristas libios que quieren
apoderarse del plutonio del carro para fabricar una bomba nuclear, Marty se
refugia en el auto, lo enciende y viaja accidentalmente hacia el pasado, en
1955. Allí, de nuevo en Hill Valley, se encontrará con su padre, un adolescente
perdedor que siente timidez frente a las mujeres y que es víctima de bullyng
escolar por parte de algunos abusivos compañeros, encabezados por el
insoportable Biff Tannen. El problema es que también conocerá a su madre, quien
empieza a acosarlo románticamente, lo que empieza a cambiar el presente y el
futuro de Marty, pues si sus dos padres no se enamoran y se casan, él nunca
existirá. Así que Marty debe acudir al mismo “doc” Brown, 30 años más joven,
para que no sólo lo ayude a juntar a sus padres sino que también le permita
volver al futuro.
La historia de esta película
nació de una curiosa ocurrencia. A casi 30 años del estreno comercial de
“Volver al futuro”, la película ha envejecido dignamente y sigue cautivando a
grandes y chicos. Pero ¿Por qué triunfó en su momento “Volver al futuro” y hoy
es considerada, por muchos, como una verdadera película de culto? Andrew Sheil
y Robin Stoate, dos de los mayores estudiosos de la película, afirman que el
encanto de la cinta radica en que hace del viaje en el tiempo una historia
intergeneracional, que encandiló en su momento tanto a los fans de Michael J.
Fox como a sus padres, nostálgicos de su juventud. Además, la película estaba
ambientada en 1955, el último año antes de la revolución contracultural en Estados
Unidos, cuando todavía se vivía feliz y en paz después de la guerra, cuando los
blancos comienzan a bailar con la música de los negros y cuando Estados Unidos
comenzó a ver a los jóvenes como objetos dignos de su atención, con actores
emblemáticos como James Dean y su película “Al este del paraíso”.
El impacto de “Volver al futuro”
en la cultura pop de Norteamérica alcanzó incluso a la política. Un año después
del estreno de la película, cuando la cinta ya triunfaba en el mundo entero, el
presidente de Estados Unidos Ronald Reagan, mientras hablaba en el Congreso
sobre el estado de la nación en 1986, decía que “Nunca ha existido un tiempo
mejor para estar vivo, para alcanzar cotas de heroicidad y maravilla. Como
dicen en la película “Volver al futuro”: “A donde vamos, no necesitamos
carreteras”.
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